El Martinismo es en esencia un cuerpo de transmisión puramente espiritual, apoyado en las bases filosóficas y operativas del Espíritu Cristiano.
Es
debido a ello que suele decirse que el Martinismo es depositario de la
herencia esotérico cristiana. El término "esoterismo" signa a todo
aquello que se encuentra en lo interior, resultando imperceptible a la
superficial mirada de la razón y al entendimiento racional mundano, por
tanto indica un sentido íntimo de comprehensión del Cristianismo.
Su
lenguaje habla directamente al hombre interior, y sus trabajos procuran
llevarlo, lo más directo posible, a la dignidad de su origen.
La
Filosofía Martinista entiende que el hombre ha nacido en la Luz de la
divinidad, habiendo posteriormente caído de su estado glorioso al
mortal. Exiliado en la existencia de este mundo, el hombre debe
transitar el Camino de la búsqueda y del reconocimiento de la Verdad y
de la Vida, para así elevarse y renacer nuevamente como Hombre Nuevo
dentro de la pureza de su primer estado.
Su
transmisión se hace efectiva a través de la Iniciación; proceso
simbólico que deposita en cada miembro el germen luminoso del nuevo
despertar.
La Iniciación, sin embargo, es un acto que todo aspirante debe alcanzar a través de la pureza de su deseo y buena voluntad.
Nuestros
trabajos filosóficos se encuentran centrados en el descubrimiento de la
naturaleza del hombre, y en su destino antes y luego de la caída
humana. Los trabajos operativos se alínean dentro de la oración y
meditación contemplativa.
Sosteniendo
el ideal de Louis Claude de Saint-Martin, la Sociedad de Estudios
Martinistas se encuentra orientada a hombres y mujeres por igual que
cumplan con la mayoría de edad.
Los
aspirantes interesados deberán ser personas que anhelen al conocimiento
de la verdad, de corazón sincero, humilde y de nobleza espiritual.
El
Martinismo recibe a personas interesadas de todos los credos
religiosos, ya que sus conceptos Cristianos son universales. Solo los
ateos se encuentran por sí mismos excluídos.
La
tolerancia y el respeto a todo y a todos es el carácter indispensable
requerido; promoviendo a su vez la Fe, la Esperanza y la Caridad
Cristiana entre sus miembros.
El
Martinismo no persigue ni va en busca de reconocimientos de ningún
tipo, sino más bien tiene por ideal el desarrollo del hombre a través
del conocimiento de sí mismo en la Luz de su origen. El verdadero mérito
no se encuentra en los nombres, grados ni distinciones, sino que por el
contrario en el desarrollo íntimo y silencioso del conocimiento de la
verdadera naturaleza humana y su existencia.
Por
tanto el Martinismo se vuelve, para el iniciado a sus actividades, un
"sentido íntimo" por el cual recorrer y vivir su existencia temporal y
personal.
Este proceso
tiende naturalmente a colocar al hombre en su propio centro vital,
equilibrando las correspondencias entre lo que entiende es su exterior e
interior dentro de una misma unidad.
Variados
son, a su vez, los caminos que pueden permitir al hombre reconquistar
ese centro natural perdido.
El Martinismo se ofrece como un Camino Cristiano hacia la gracia de esta conquista, siendo sus labores discretamente reservadas a los miembros iniciados en ella.
El Martinismo se ofrece como un Camino Cristiano hacia la gracia de esta conquista, siendo sus labores discretamente reservadas a los miembros iniciados en ella.
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